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Los Principales Indicadores de TI.

Una de las principales preocupaciones de todos en el ambiente laboral es el obtener retroalimentación sobre nuestro desempeño. La Gestión de TI recibe retroalimentaciones de muchos tipos, debido a que tiene la característica de apoyar todas las áreas de la organización. Si somos sinceros, en la mayoría de los casos, las evaluaciones del desempeño de TI van desde el “bien” o “razonable”, hacia abajo. Son excepcionales los casos en que la Gestión de TI logra “excepcional” o “excelentemente bien” en una evaluación. Esto tiene su raíz en el servicio mismo que la Gestión de TI entrega a la organización. Pero también en la Gestión de TI propiamente dicha, que tiene que hacer un “mea culpa” y comenzar a Gobernar las TI.

La Gerencia de TI debe de poner atención a indicadores básicos que le permitan mantener el nivel de servicio que el negocio necesita. Pensemos un poco en el significado de la frase anterior. En la mayoría de las veces, las necesidades del negocio no han sido debidamente investigadas por la Gestión de TI. Esto ha pasado cuando implementamos una solución sin levantar un buen documento de requerimientos, cuando se adquieren equipos sin realizar una evaluación detallada de los requerimientos del negocio y cuando la Gestión de TI no es proactiva en investigar soluciones de TI que ya están siendo utilizadas por la competencia. Entonces, un indicador básico es: El número de objetivos de negocios que TI apoya de manera directa. De acuerdo al tamaño de la empresa, podrían crearse indicadores más específicos por monto de negocios, por canal de venta, por área operativa o por criticidad para el aseguramiento del ingreso o la imagen institucional. A partir de este indicador y su contenido, porque es importante en la Gestión de TI tener presente no sólo el número de objetivos de negocio sino también como se definen, se pueden identificar indicadores críticos que se relacionen con el nivel de soporte requerido en cada caso. Por ejemplo, si un objetivo de negocio implica la implementación de nuevos canales de venta que utilicen la tecnología de la información, debe de crearse los indicadores que medirán el nivel de soporte que se le dará a este objetivo. Si los objetivos son acompañados de metas, discutidas ampliamente con la Alta Dirección, se crearán medidas objetivas para evaluar la gestión de TI. Lo importante de tener metas cuantitativas relacionadas con los objetivos de negocio radica en que para soportar estos “indicadores primarios”, la Gestión de TI podrá generar los “indicadores secundarios” que sean necesarios para garantizar el cumplimiento de los primeros. Esto es importante, porque cuando la Gestión de TI decide implementar metodologías de gestión como COBIT o ITIL, se encuentra con una gran cantidad de procesos y funciones a implementar y la decisión de cuáles implementar resulta difícil. Teniendo indicadores primarios, se deben de elegir los procesos y funciones en base al nivel de contribución que estos tendrán en los indicadores primarios. Una práctica apropiada para seleccionar los procesos a implementar de una metodología o marco de referencia, es realizar la revisión de todos los procesos o funciones que presentan, asignándoles una prioridad de implementación inmediata, que podría ir de 2 a 6 meses, de mediano plazo, que podría ir de 6 meses a un año y de largo plazo, que seria de 1 a 2 años. Una Gerencia de TI no tiene excusas para que pasados dos años, siga sin tener control sobre todos los procesos de Gestión de TI. Se trata de enfocarse y luego iniciar el proceso de implementación, que va desde la preparación, este proceso podría realizarse en 6 meses a un año, para luego implementar progresivamente los diferentes procesos de Gestión de TI. Hay que tener en cuenta que lo importante es implementar el total de procesos que son necesarios para un negocio, no todos los procesos de la metodología.

Los Resultados de la Gestión de TI

Es importante para la efectiva gestión de TI identificar cuales son los resultados que la empresa espera del departamento de informática. La definición de los resultados tiene que ser expresada en un lenguaje común para todos, la alta dirección, la dirección de TI, los técnicos de TI, los usuarios y hasta los clientes. Todos estos roles tienen que interactuar en las operaciones de TI, pero en muchas organizaciones presentan grandes barreras comunicacionales determinadas por las costumbres organizacionales, los conocimientos individuales y hasta la cultura de liderazgo existente en la organización.

Un factor preponderante en la definición de resultados es la alineación de los objetivos de TI con los objetivos de la organización. En muchos planes de trabajo anuales de TI, las metas aparecen en función de objetos de TI. Las metas son medidas a través de métricas como Sistemas terminados, servidores instalados, firewalls instalados, máquinas configuradas y similares. Aunque los objetos de TI son importantes para hacer funcionar el negocio, estas métricas no dicen mucho a personas fuera del departamento de TI, haciendo difícil percibir el verdadero aporte de la función de TI. Por ejemplo, si estamos hablando de una empresa que vende al detalle, con muchas sucursales, es importante que las metas de alto nivel de TI, las que van a ser visibles a todos, estén definidas en función del porcentaje de operaciones de venta que se han sistematizado, el número de vendedores que han sido entrenados en el uso de los sistemas de venta, los porcentajes de tiempo activo y similares. Es trabajo de quién dirige la función de TI el establecer metas de más bajo nivel, más operativas para los diferentes departamentos que tendrán responsabilidades para cumplir con las metas de alto nivel. Esto es incluso beneficioso para el funcionamiento de todos los componentes de TI. Cuando el personal técnico puede visualizar que su trabajo tiene un impacto directo en las metas organizacionales y que la alta dirección tiene total claridad de esa meta, el nivel de logro de objetivos tiende a ser de cien por ciento.

Este enfoque esta haciendo que en algunas empresas, especialmente aquellas con alto nivel de uso de tecnología en su producto o servicio final, el papel del CIO sea equiparable al del CEO, obligando al trabajo colaborativo entre estas dos funciones. La lógica de esto también esta en que en las organizaciones grandes se ha reconocido la necesidad de un área estratégica de apoyo de la función de TI, que piense en los resultados que son necesarios para apoyar efectivamente al negocio y que tenga los conocimientos técnicos para definir las metas de más bajo nivel que se alinean directamente con las de alto nivel. En un caso como el salvadoreño, en el que los modelos de gestión no siempre se actualizan, los directores o gerentes de TI tienen la labor doble de ejercer las funciones de un CIO, hablando con el negocio y definiendo conjuntamente con la alta dirección, las metas de alto nivel, para luego traducirlas a metas más específicas para cada componente de su gestión de TI.  Esto a veces pasa por aprender sobre las últimas tendencias del Gobierno de TI, para no tener que reinventar la rueda en el esfuerzo por realizar una mejor función de gestión de las Tecnologías de la Información.

La Estrategia de TI

Suena familiar hablar de planes relacionados con inversiones en Tecnologías de la Información en las empresas, siempre se está planeando el próximo “Gran Proyecto”, la siguiente “Gran adquisición”. Es importante que todas estas acciones tengan una razón de ser, analizada previamente, planificada, que contribuya a cumplir metas previstas y que aporte a los objetivos de negocio. Esto se logra mediante un ejercicio de planificación detallada, que permita establecer objetivos claros para el área de TI, con metas cuantificables que tengan hitos que permitan realizar una evaluación permanente del avance logrado. Adicionalmente, se debe de establecer “la estrategia de TI”. No podemos planificar sin establecer una estrategia, sin definir claramente la línea de acción que dirigirá todas las acciones. La estrategia permitirá que todos los proyectos y adquisiciones contribuyan de una manera simbiótica al logro de metas.

En un mundo con múltiples elecciones a la hora de elegir tecnologías, la definición de una estrategia permitirá tomar decisiones tajantes respecto a que hacer y que no. Esto evita la creación de círculos de prueba de tecnologías en las empresas. Por ejemplo, si al momento de definir una estrategia se ha optado por un ERP específico, probablemente, el ejercicio de solución de nuevos problemas pasará siempre por el análisis de si el ERP ya nos resuelve el problema, añadiendo un módulo o realizando una programación adicional, versus, la adquisición de una aplicación adicional o el desarrollo de una nueva. Definir una estrategia de TI es un ejercicio que permite seguir un patrón de planeación similar al de los fabricantes de tecnología, logrando un paralelo en cuanto al desarrollo de nuevas características de un producto y el aprovechamiento de dicha característica en la organización. Al momento de definir la estrategia de TI, se debe de realizar una investigación de la situación del mercado de tecnologías, que permita conocer cuales tecnologías tienen un ciclo creciente de desarrollo. Muchas organizaciones reciben la mala noticia de que la tecnología que han adquirido hace dos años ha iniciado un proceso de transición, lo que pone en riesgo el soporte, la creación de nuevas características y obliga a las organizaciones a reinvertir en un período corto.

La Gerencia de TI, a través de la definición de la estrategia, dirige no solo la adquisición de tecnologías, sino también el desarrollo del negocio, las características que le serán aportadas a partir de su soporte tecnológico, los procesos de negocio que facilitará. También define la forma en la que el recurso humano será desarrollado. Este último elemento es sumamente importante. Cada vez más, el mundo de las Tecnologías de la Información proporciona más información técnica que debe de ser asimilada por el personal de TI. Tener una tecnología y no usarla en su máxima expresión, es como tener inventarios en bodega, es dinero de la empresa que no esta aportando a la obtención de resultados. Por eso la estrategia de TI determina el entrenamiento que el personal de TI recibirá, para lograr alcanzar las metas establecidas.

Elementos de la Estrategia de TI: Tecnología, Procesos de Negocio y Recursos Humanos.

La estrategia de TI incidirá en los procesos de negocio, la elección de la tecnología y el desarrollo del Recurso Humano.

 

Como mínimo, la estrategia de TI debe ser determinante en los procesos de negocio, la elección de tecnologías y los procesos de desarrollo del personal. Esto permitirá a la gestión de TI incidir efectivamente en la organización.

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